miércoles, 15 de noviembre de 2017

GUASAYAMIN EL PINTOR DE LAS AMÉRICAS: GLADIADOR DE LA DIGNIDAD HUMANA

ROQUE ORTEGA MURILLO

La pintura y la música son capaces de impactarnos de tal manera que no tenemos explicación para expresar lo que sentimos. Recientemente estuve visitando el museo Guayasamín en Quito, y la verdad que me conmovió la obra del pintor de las Américas, su estética plasma la injusticia y la exclusión de los indígenas y negros  latinoamericanos. 
Visitar el museo es sentir el espíritu de Oswaldo Guayasamín revoloteando en cada rincón de esa hermosa casa que, el mismo pintor diseño para dejarle al pueblo ecuatoriano un legado de su obra.

En su estudio se encuentra un retrato de la cantadora  argentina Mercedes Sosa, cuya obra hermosa  no se la pudo llevar   porque tenía que esperar que se secará, también se encuentra el cuadro que  pintó al prodigioso guitarrista Paco de Lucía. Observando el vídeo en donde Guayasamín cuenta  lo que observo en Paco,  retrató el crecimiento del artista como si fuera una catedral. Era tal su admiración por el guitarrista gitano que le conmovía sus lágrimas.

Guayasamín nace el 6 de julio de 1919, en Quito, Ecuador, una ciudad rodeada de montañas y volcanes en el seno de una familia humilde. Su padre fue un indígena taxista y tractorista; su madre una mestiza que muere bastante joven, deja una huella en un niño de tanta sensibilidad que a los 7 años empieza a manifestar su vocación artística y pinta sus primeras obras.

En el que era taller de escultura se encuentra expuesta la serie ternura y fantasía, que es un homenaje a su madre, quien fue la persona que lo apoyo desde niño a potenciar su talento en las artes plasticas, hasta el punto que su mamá suministraba leches de sus senos de su hermano recién nacido para disolver las pastillas de acuarela. Ella le enseño a tocar los primeros acordes de la guitarra.

En dicha obra el pintor, escultor y poeta Guayasamín refleja  amor  y la nostalgia que vivió por su madre, es conmovedor como registro la ternura en la mirada y las manos en muchos de los cuadros expuestos. Escribió un texto bellísimo recordando a su progenitora: “Mi madre era una verdadera poesía, estaba siempre en gestación, tocaba la guitarra y cantaba a maravilla, me  enseñó los primeros acordes, las primeras voces”. “Mi madre era como el pan recién salido del horno. Me dio las dos vidas que tengo. Era y sigue haciendo una eterna poesía.

Aunque nunca se afilio a un partido político siempre fue un defensor de los pueblos oprimidos, se solidarizó en la lucha por la integración latinoamericana, contra las dictaduras, contra los abusos y agresiones de los países imperialista. Fue un defensor de la paz. Y su obra  refleja con ira y con ternura  la imagen de
“El tiempo que me ha tocado vivir” como dice el propio Guayasamín. Retrató el dolor y la opresión del mundo indígena y  del negro.

Me llamo la atención un precioso piano de cola y un comedor descomunal, interminable que se encuentran en la sala. Como era amante de la música siempre era visitado por sus amigos artistas, en los que se encontraba siempre un pianista. Allí celebraba unas fiestas inolvidables y realizó conciertos en las que participaron entre otros, Silvio Rodríguez, Mercede Sosa, Pablo Milanés, Piero, Joaquín Sabina, Luis Eduardo Aute y su gran amigo Alberto Cortes. Ellos fueron sus compinches con sus presentaciones a ayudar a recolectar fondos para la construcción del museo.

En 1976 con sus hijos crea la Fundación Guayasamín, y a través de ella dona al Ecuador todo su patrimonio, con la que organiza un museo de tres colecciones; Arte Precolombino, más de trescientas piezas, Arte Colonial, más de ochocientas piezas  y Arte Contemporáneo. En se mismo lugar a partir de 1996 inicia su obra más importante, el espacio arquitectónico denominado la Capilla del Hombre, como un homenaje al ser humano, especialmente al pueblo latinoamericano, con su sufrimiento, lucha y logros, desde el mundo precolombino, la conquista, la colonia y el mestizaje. Oswaldo Guayasamín fallece el diez de marzo de 1999, aun sin ver finalizada la capilla. Actualmente la obra fue terminada gracias  a los aportes de entidades del Ecuador, Chile, Bolivia y otros países de la región, otros que realizó el propio pintor y de la solidaridad de artistas-cantantes y pintores  de Hispanoamérica con donación de obras y realización de festivales musicales.

Oswaldo Guayasamín fue un gladiador  de la dignidad humana, un profeta del porvenir lo expreso Fidel Castro en unos de los homenajes que se le realizaron al gran artistas ecuatoriano.

Estando en su estudio pude ver los pinceles enormes,  brochas y espátulas con que pintaba.  Me lo imaginaba mezclando los oleos  y moverse con tal velocidad en los lienzos creando una obra que se quedó inmortalizada en la historia latinoamericana, que en su comienzo pintaba en pedazos de lonas viejas hasta retratar a figuras como Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, sin duda Guayasamín  dejo un precioso legado para el mundo, una obra viva que refleja el espíritu y el pensamiento del mestizaje del nuevo mundo. “Vengo pintado desde hace aproximadamente  tres mil años. Siempre voy a volver, mantengan encendida una luz” Guayasamín.




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