sábado, 11 de noviembre de 2017

EL IMPERIO MACHISTA DE LAS LETRAS

ROQUE ORTEGA MURILLO
El diario el Espectador en su editorial de hoy se refiere a dos hechos que desataron las críticas por la inclusión de la mujer en estos eventos. Pero al tiempo que destaca esa desigualdad en que se desenvuelve esta sociedad, paradójicamente en su página de opinión  no aparece una sola mujer escribiendo un artículo. Hay que mirar la viga en el propio ojo, así que este prestigioso medio en vez de rasgase las vestiduras debería ser más equitativo invitado a más mujeres  a participar en esa sección.

El 15 de noviembre del presente años en la Bibliotheque de l´Arsenal de París se va realizar un evento resaltando la literatura colombiana, sin embargo solo invitaron escritores hombres, a cuaretenta; sin duda el machismo extremis también se impone en el campo de la literatura. Me preguntó si en el país no tenemos escritoras destacadas que puedan representarnos dignamente en ese encuentro.

La dominación machista en planeta es una pandemia difícil de exterminar, si bien es cierto que la mujer ha logrado reivindicarse en los últimos cincuenta años en escalar y ser reconocida en diferentes esferas de la ciencia, la cultura, la política y las artes, todavía estamos lejos de alcanzar unos niveles de equidad con el varón.


Todavía esta cultura machista considera a la mujer intelectualmente inferior a hombre, casi siempre la utiliza como un objeto simplemente sexual o una mercancía más. En ese evento de escritores, es una oportunidad excelente para abrirle las puertas a nuevas generaciones de narradoras colombianas que sin duda las hay por montones. No solo producimos reinas de bellezas también  en el campo del arte, de  ciencia como la barranquillera geóloga de la Nasa Adriana Ocampo, fue nombrada la científica hispana más destacada el año pasado.                                                                                  
En este proceso evolutivo el varón lo masculino agotó sus posibilidades, es el tiempo del desarrollo de lo femenino, no imitando al hombre, sino desarrollarse a partir de sus posibilidades como custodia de la especie. Y lo femenino tiene todo un potencial para dar otra respuesta sanadora.

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