ROQUE ORTEGA M
Hoy Marisol se encuentra muy feliz, su hija Sara cumplió
cinco años. Trabajo arduamente para poder realizar la fiesta a su hermosa
niña. Contrato a unos payasos, adorno la casa como si fuera la casa de Blanca
Nieves. Todos sus amiguitos compartieron una tarde inolvidable, recibió una
variedad de juguetes que ella nunca se imaginó tener.
Al terminar el festejo Marisol y Sara se fueron a la cama a
abrir los regalos.
-¡Linda¡ mira que hermoso oso¡ Tú me habías pedido uno así
comento Marisol.
-¡Mami¡ a mí me gusta esta muñeca de trapo. Se parece a mi
amiga Rosita.
- ¡Hay¡ Mira qué bonito vestido¡ Te vas a ver como una
princesa.
-Mami te tengo que comentar algo, que contar algo que soñé
anoche.
Imagínate hubo una vez una gran fiesta en el cumpleaños de
una niñita que se llamaba Sarita como yo. Fue la fiesta más bonita. Pero ella
se había dormido profundamente, pidiéndole a Dios que le diera el mejor de
regalo de cumpleaños.
-Mi amor y cuál fue el
regalo que pidió Sarita.
El mejor regalo Mamita fue que Dios le dijo a la Mama de
Sarita, que no fuera a trabajar más nunca. Ella se quedó para siempre con su
hijita.
1 comentario:
En la edad temprana la manifestación del amor es la presencia!!!
eso hay que rescatarlo en el mundo contemporáneo.!!
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