ROQUE J ORTEGA MURILLO
Todas las noches antes de
acostarse a dormir
Marisol intercambiaba historia con su papa .Ella había cumplido cuatros años, sus ojos grandes y redondos, no
solo miran, sino que hablan, parecen que saltan de picardía y alegría. Desde
los dos años hablaba fluidamente, lo que la convirtió en la niña sensación de los
vecinos, familiares y amigos, le llamaban la lorita.
Pero hoy no quiso subirse en las
piernas de su papa para contarle la última historia que se había inventado,
tiene una capacidad para crear cuentos, por ello su padre amante de la
literatura le estimula a Marisol a desarrollar esa virtud.- Mi amor ven a
contarme un cuento dijo su papá.
-¡No papi! Contesto Marisol,
estoy brava contigo.
-¿Por qué mi negra? ¡Que te he hice mi amor¡
-¡Te huele la boca a ron! A mí no
me gusta que tome- dijo Marisol.
- Pero eso fue ayer, dijo su
papá. ¡Te prometo que voy a dejar de tomar tanto!
-¡Huy papi! ¿De verdad que no te
vas emborrachar así de feo?
-Vamos hacer una cosa, te voy a
contar la historia de los pollitos que se fueron al estadio a ver el partido de
Colombia y Argentina, pero no me voy a sentarme en tus piernas, hueles a
maluco.
-¡Unos pollitos! Exclamo su papa,
primera vez que escucho que unos pollitos le gusta el fútbol.
-¡Imagínate papá que el día que
jugo Colombia con Argentina en el estadio Metropolitano tres pollitos se fueron
a ver el partido, ese día se pintaron de amarillo, azul y rojo, fueron los
primeros que entraron. Su mamá la gallina Juana andaba por el barrio buscando a
sus pollitos, ella pensaba que se los habían comido los gatos del colegio.
-Comenzó el partido ganando
Colombia, el gol lo metió Falcao, todo el estadio bailaba, gritaban, saltaban y
el pollito Carlos, le dijo a los otros dos- vamos a comprar ron.
- ¡No! Dijo Manuel, vamos a
comprar helados.
En el segundo tiempo el Agüero
empato el partido, la gente empezó a gritar que metieran a Teo Gutiérrez, el
pollito Carlos a escondida de sus hermanos compro una botella de ron y la
envaso en una botella de gaseosa y bebía
de a poquito. Seguía el partido y
la selección Argentina jugaba mejor, todo el mundo se comían las uñas, estaban
asustados y nerviosos, faltando cinco minutos Leonel Masis le robó un balón a
Yepes y metió el gol. El estadio quedo en silencio. Entonces el pollito Carlos
agarro la botella y empezó a tomar como loco, bebía sin parar, estaba muy
triste porque finalmente perdió la selección.
-Carlos lloraba y lloraba, sus
hermanos no lo podían consolarlo. Se emborracho tanto que no podía caminar.
-¿Sabe que le paso al pollito
borrachón papa? pregunto Marisol
-¡Seguro se quedó dormido!
-No estas ni frío. Dijo Marisol.
¡Imagínate papa el pollito Carlos saliendo del estadio se murió.
-
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