Diego apenas llevaba
una semana que había cumplido 7 años, extrañamente había cambiado su
comportamiento en la casa. Era como sí de un momento a otro, dejo de ser el
niño inquieto, preguntón y juguetón con su hermanito. Llegaba por las tardes del colegio,
descansaba un poco, e inmediatamente, juiciososamente realizaba sus tareas. Pero
estaba muy callado, situación que llamo la atención de sus padres.
-El
señor Alfredo le preguntó a su esposa, María Angélica que le pasa Diego, mi amor.
Te ha comentado algo. Hemos praticado poco, tú sabes que él es un buen
conversador, pero esta semana esta huraño.
-¡Yo
también he visto un cambio esta semana! Comento
María Angélica, se abra degustado con su mejor amiga. Te acuerdas mi
amor que lo otro día se puso triste porque ella no lo invito a jugar al parque.
Pasaron
dos semanas y Diego continuaba con la misma actitud, muy serio. Sus padres se
comunicaron con las directivas del colegio, para averiguar si había sucedió
algún altercado con su hijo, pero todo estaba bien. Él seguía siendo el niño aplicado en las clases,
colaborador con sus compañeros y el mejor dibujante del salón.
Sus
padres decidieron llevarlo al circo de los payasos voladores, una compañía de
comediantes que andaban de gira por el país. Lo bonito de estos payasos, que no
solo realizaban funciones al público, también se dedicaba a alegrar la vida de
niños enfermos recluidos en hospitales. Se dedicaban a construir felicidad a
través de la magia de la risa. Toda la familia se divirtió con la función,
hasta el punto que Diego les dijo a sus padres que le compraran un vestido de
payaso.
A
pesar que el fin de semana la familia estuvo en el circo, en piscina y el
parque de la ciudad encantada, Diego seguía extraño. María Angélica no espero
más tiempo para saber que estaba sucediendo con su hijo.
-¡Diego,
mi amor! Conversemos un ratico, tienes día que no me cuenta nada en especial,
¡deme un abrazo hijo lindo! comento María Angélica. ¿Por qué estás tan callado
y serio últimamente?
-¡Mami,
es que no sé cómo decirlo! No te vas a molestar conmigo.
-¡No
mi amor! Dime que está pasando corazón. Si tienes una dificultad, estamos tu
padre y yo para ayudarte.
-¡Mami!
Ya no soy el mismo niño de antes, yo tuve una infancia linda, pero ya deje de
ser niño feliz.
-
¿Y eso por qué mi corazón?
-
¡Imagínate! Los muchachos grandes del colegio que se vienen conmigo en la ruta
me corrompieron, por eso se me fue la
niñez. Me han enseñado decir malas palabras. Un pocotón de grosería, me han
pervertido.
El hermanito menor exclamo¡ Mami ! Yo también aprendí en el bus que con la mano cerrada y el dedo grande estirado se dice grosería.
El hermanito menor exclamo¡ Mami ! Yo también aprendí en el bus que con la mano cerrada y el dedo grande estirado se dice grosería.