lunes, 16 de octubre de 2017

LA REECONCILIACIÓN Y PERDÓN Y UNA POLITICA DE AMOR ES EL ARMA PARA ACABAR CON LA GUERRA







ROQUE ORTEGA MURILLO
Familias de los Disputados del Valle asesinados por la Farc aplauden blindaje  del acuerdo de paz, por parte de la Corte Constitucional, sin duda un espaldarazo a continuar con un proceso de reconciliación con la sociedad civil; los únicos que siguen hurgando las heridas de la guerra es la bancada del Centro Democrático, liderada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez. El bochornoso espectáculo que protagonizo el representante Edward Rodríguez lanzo insultos contra el exjefe guerrillero Jesús Santrich, en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes en audiencia pública sobre circunscripciones de paz.

El espaldarazo  que la Corte Constitucional le dio a los acuerdos de la Habana y el dialogo que has sostenido el gobierno, el fiscal y la Farc en torno a la justicia especial para la paz, es un remanso de tranquilada al despejar el camino para que esta se lleve a felices términos. A este proceso lo respalda el Vaticano, lo ratifico el Papa Francisco en su reciente visita a Colombia, una visita política más que pastoral, la ONU, la Unión Europa, el Gobierno de los EE.UU y el resto de la comunidad internacional, los únicos que siguen en contravía son los del Centro Democrático, quienes para ello el perdón y la reconciliación les imposible, continúan con su política de odio, a pesar que todos sus miembros predican el catolicismo y el cristianismo fundamentalista, a pesar que estas doctrinas defiende la política del perdón y la convivencia del amor, ellos siguen empecinados tercamente en a alimentar la polarización entre los colombianos.

En este país todos somos víctimas y victimarios así lo ratifica la historia de odio política que hemos vividos en nuestra historia y que en los últimos 70 años han dejado una estela de muerte, desplazamientos, desaparecidos, falsos positivos, crímenes de Estados, y que sin duda la clase política, ha sido en cierta medida la responsable de tal situación, porque a pesar dizque vivimos en una de las democracias más representativas, el poder se lo han repartido la oligarquía colombiana, en donde las mismas familias que han saqueado, e enriquecidos con el erario han manejado a su antojo a esta país. Y para mantenerse en el poder ha cometidos los más crueles  delitos, evitando la verdadera participación política de todos los estratos de la sociedad.

Basta con abrir las páginas  de nuestra historia para corroborar que la corrupción no es nueva en país del sagrado corazón, siempre ha sido así, porque el Estado es el mayor enriquecedor de la clase política. Dolorosamente esa clase política extermino a un partido político, la UP, más de cinco mil miembros fueron asesinados y la actualidad este años va más de cien líderes y defensores de derechos humanos asesinados por las mano oscura de los enemigos de la paz; ante este panorama triste es impresentable, reprochable y absurdo las pataletas de los miembros del Centro Democrático de seguir con su actitud guerrerista. Ya basta la prensa colombiana no debe ser áulica de estos personajes siniestros. Todos deberíamos sentarnos en una sola mesa, desnudarnos el corazón, reconocer la responsabilidad en este rio de muerte, de sangre, sufrimiento y dolor, porque todos tienen culpan en la triste historia que se ha vivido.

La reconciliación el perdón es el único camino que nos queda para no repetir esta nefasta historia de guerra, la única política que nos queda es la política del amor y consolidar una revolución del espiritual, donde no hayan ni vencidos, ni perdedores, donde podamos ser capaz de construir una nueva nación civilizada, humanista y solidaria. Aprovechemos este potencial de talentos y de opciones para reconstruir la nueva historia, untemos del ejemplo de quienes ha padecido este horror, que paradójicamente son los que finalmente están perdonando y abriendo sus corazones para construir un verdadero proceso de paz.

Por ello me da miedo el futuro que nos augura la alianza siniestra entre Uribe y Vargas Lleras, no es una formula amante de  la paz. Hay que EMPEDIR que estos políticos ganen las eleccione. Derrotarlos en las urna es la consigna, para evitar  que fomenten el odio. Hay que rezar para que aparezca el Nelson Mándale, que una a este pueblo y nos lleve por el camino de la esperanza la reconciliación y el perdón




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