ROQUE ORTEGA
MURILLO
El
espaldarazo que la Corte Constitucional
le dio a los acuerdos de la Habana y el dialogo que has sostenido el gobierno,
el fiscal y la Farc en torno a la justicia especial para la paz, es un remanso
de tranquilada al despejar el camino para que esta se lleve a felices términos.
A este proceso lo respalda el Vaticano, lo ratifico el Papa Francisco en su reciente
visita a Colombia, una visita política más que pastoral, la ONU, la Unión
Europa, el Gobierno de los EE.UU y el resto de la comunidad internacional, los
únicos que siguen en contravía son los del Centro Democrático, quienes para
ello el perdón y la reconciliación les imposible, continúan con su política de
odio, a pesar que todos sus miembros predican el catolicismo y el cristianismo
fundamentalista, a pesar que estas doctrinas defiende la política del perdón y
la convivencia del amor, ellos siguen empecinados tercamente en a alimentar la
polarización entre los colombianos.
En este país
todos somos víctimas y victimarios así lo ratifica la historia de odio política
que hemos vividos en nuestra historia y que en los últimos 70 años han dejado
una estela de muerte, desplazamientos, desaparecidos, falsos positivos,
crímenes de Estados, y que sin duda la clase política, ha sido en cierta medida
la responsable de tal situación, porque a pesar dizque vivimos en una de las
democracias más representativas, el poder se lo han repartido la oligarquía
colombiana, en donde las mismas familias que han saqueado, e enriquecidos con
el erario han manejado a su antojo a esta país. Y para mantenerse en el poder
ha cometidos los más crueles delitos,
evitando la verdadera participación política de todos los estratos de la
sociedad.
Basta con
abrir las páginas de nuestra historia
para corroborar que la corrupción no es nueva en país del sagrado corazón,
siempre ha sido así, porque el Estado es el mayor enriquecedor de la clase
política. Dolorosamente esa clase política extermino a un partido político, la
UP, más de cinco mil miembros fueron asesinados y la actualidad este años va
más de cien líderes y defensores de derechos humanos asesinados por las mano
oscura de los enemigos de la paz; ante este panorama triste es impresentable,
reprochable y absurdo las pataletas de los miembros del Centro Democrático de
seguir con su actitud guerrerista. Ya basta la prensa colombiana no debe ser
áulica de estos personajes siniestros. Todos deberíamos sentarnos en una sola
mesa, desnudarnos el corazón, reconocer la responsabilidad en este rio de
muerte, de sangre, sufrimiento y dolor, porque todos tienen culpan en la triste
historia que se ha vivido.
La
reconciliación el perdón es el único camino que nos queda para no repetir esta
nefasta historia de guerra, la única política que nos queda es la política del
amor y consolidar una revolución del espiritual, donde no hayan ni vencidos, ni
perdedores, donde podamos ser capaz de construir una nueva nación civilizada,
humanista y solidaria. Aprovechemos este potencial de talentos y de opciones
para reconstruir la nueva historia, untemos del ejemplo de quienes ha padecido
este horror, que paradójicamente son los que finalmente están perdonando y
abriendo sus corazones para construir un verdadero proceso de paz.
Por ello me
da miedo el futuro que nos augura la alianza siniestra entre Uribe y Vargas
Lleras, no es una formula amante de la
paz. Hay que EMPEDIR que estos políticos ganen las eleccione. Derrotarlos en las urna es la consigna, para evitar que fomenten el odio. Hay que rezar para que aparezca
el Nelson Mándale, que una a este pueblo y nos lleve por el camino de la
esperanza la reconciliación y el perdón
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